viernes, 20 de agosto de 2010

JESÚS... ¿QUIÉN SOY YO PARA QUE EN MÍ TÚ PIENSES... Y QUE ESCUCHES MI CLAMOR?


No hay nada más extraordinario para el ser humano, sobre la faz de la Tierra, que poder comunicarse con el Creador, poder expresarle nuestra gratitud, nuestra necesidad de Él y poder manifestarle que le amamos

Pero no hay nada más maravilloso que saber que el Dios Omnipotente, Creador del Cielo y de la Tierra, del Universo, de todo lo que nuestros ojos pueden ver y lo que no podemos ver, que Él mismo piensa en nosotros. No existe nada más asombroso que eso, saber que nuestro Señor y Dios, nos escucha, nos responde y nos ama también.

En la preciosa pieza musical de Coalo Zamorano, “Eres mi amigo fiel”, el autor se pregunta: ¿Quién soy yo para que en mí tú pienses... y que escuches mi clamor?

Esa es una pregunta que tal vez nos hacemos todos los días, cada vez que nos levantamos, cuando nos vemos al espejo y vemos al hombre o a la mujer débil que está frente a nosotros, con sus virtudes pero también con sus grandes imperfecciones. ¿Quién soy yo para que en mí tú pienses?

El Señor es fiel. Sí, Él es fiel. Si Dios no fuera fiel y misericordioso quizás ya nos hubiera fulminado porque nosotros no podemos ser perfectamente fieles a Él. Quizás ya hubiera arrasado con toda la humanidad si no fuera misericordioso y si no pensara en nosotros.

¡Gracias Señor Jesucristo, porque a pesar de lo que somos, de todo lo que hemos hecho en nuestras vidas, tú nos amas y eres nuestro amigo fiel¡ Amén.

Hace muchos años se cantaba en las iglesias un coro que decía: “Yo tengo un amigo que ama., me ama, me ama... su nombre es Jesús”. Qué verdad más grande de esta estrofa. Tenemos un amigo que nunca nos dará la espalda y jamás nos abandonará. Su nombre es Jesús de Nazareth... nuestro Señor y Dios, quien fue clavado en la cruz del Calvario para librarnos de la muerte, con su sangre pagó el precio por cada uno de nosotros... Ahora le pertenecemos y somos ovejas de su prado.

Es cierto, Él nos creó con libre albedrío para que nosotros decidieramos qué hacer con nuestra vida. A veces nos apartamos y dejamos el rebaño. De pronto, estamos involucrados en toda clase de problemas, en toda clase de vicios, sumergidos en la inmundicia, en el pecado... pero dice la parábola, que el Buen Pastor tenía 100 ovejas y que al perdérsele una dejó a las 99 en el rebaño y fue a buscar a la que se le había perdido.

Así es, Jesús hoy está buscando a estas ovejas que se han perdido, que quizás están viviendo una vida de un modo que no hubieran querido vivir, almas en pena agobiadas por la esclavitud del pecado. Pero cuando el Señor encuentra a sus pequeñas ovejas perdidas, cuando las encuentra llorando, gimiendo, temblando de frío... Él mismo, siendo el Dios Todopoderoso, escucha nuestro clamor, limpia nuestras vidas, sana nuestras heridas, nos toma en sus brazos y nos lleva nuevamente al redil. Amén.

Amigo, amiga, tenemos un Dios maravilloso, tenemos un Dios, grande y fuerte. Un amigo fiel y misericordioso. Tanto nos ha amado que dio su vida por nosotros para que nosotros vivamos en Él.

Podemos hablar con el Señor de los Cielos a cada momento, a cada instante de nuestras vidas, y Él, no solo nos escucha, sino que también piensa en nosotros y nos responde. ¿Por qué? Porque nos ama. Dios es amor y su amor es eterno. Habla con tu Creador, confiesa con tu boca que Jesucristo es el Señor de tu vida y permítele que habite en tu corazón todos los días de tu vida hasta que regreses al Hogar Eterno, al redil de nuestro Padre Celestial. Amén.

ÉL ES NUESTRO AMIGO FIEL.


CARTA DEL DIRECTOR
elDiarioCristiano